Te despiertas, tocas el móvil, comienzas a apresurarte. Cepillas tus dientes, ves tu móvil otra vez, miras publicidades, noticia, historias y vidas ajenas. Comentas por lo bajo – una locura eh!- sigues mirando y ves «eso» que necesitas, le das click, lees, piensas, cierras y cuando lo notas, ya estás en tu puesto de trabajo.

Al parecer no pasó nada, aun que se haya repetido miles de veces.

Sigues tu vida, miras las gráficas en la calle, todo parece hablar de «eso», clases gratis, tus amigos lo probaron, alguien comenta que mola mogollón y tu ahí, con cara boba pensando -debe ser muy guay- ya veré cuando lo pruebo. Al parecer no pasó nada, nuevamente, aun que haya pasado miles de veces.

Esto repetido cada día, cada semana y por mucho tiempo.
PARA! Para ya por favor!! aquí!! dentro tuyo.. somos tus ganas!! ¿puedes prestarnos atención?

Aquí comienza el dilema. Una vez se amotinan para ser oídas, para que les prestes atención, ya no vuelven a callar, por suerte para ti.

Y es que así es, no se puede vivir ignorando las ganas que tenemos de hacer algo, nadie es la excepción. Todas esas ganas que no encuentran a donde ir a hacer eco, se aglutinan, se amalgaman, se vuelven una capa de incomodidad para que las notes siempre. Óyelas por que tienen las características de un buen tatto: NO SE IRAN SOLAS

Si no es el tiempo, es el dinero, un hijo, una pareja o finalmente una enfermedad pero siempre puedes encontrar la excusa para no prestarles atención a ellas, que son lo más nobles y humano que puedes tener. Son las que se mezclan con tu talento o la falta de él, con tus sueños o tus ilusiones (esas mismas que de igual manera se manifiestan al no ser atendidas).

No creas que solo hablo de algo artístico, pues una nueva manera de alimentarte, hacer un paseo, visitar a un ser especial, un viaje o lo que sea, las ganas son de cada persona. Son distintas y eso también es mágico, por que son tan particulares como tú.

Conéctate contigo, préstate atención, un minuto, una hora, un día. Da igual solo hazlo. Comienza, prueba, inténtalo y verás como todo a tu alrededor comienza a ocupar otro sitio ahí, al lado de tus ganas satisfechas que paradójicamente logran hacer que tengas energías para todo y más. Por que las ganas satisfechas te brindarán pilas, se retroalimentan, se convierten en más ganas y ellas se encargarán de acompañarte para que todo lo demás sea posible.
Busca, busca bien en tu interior y escríbelo para ti, luego compártelo, luego dilo y hasta grítalo para que no puedas hacerte marcha atrás hasta que esa necesidad que tiene, sea llevada hasta el final: un nuevo comienzo.

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